domingo, 28 de agosto de 2011

memorias de tabaco


Hoy me siento en la oscuridad y vienen a mí nuevamente, y el humo del tabaco que dibuja sus rostros, las estrellas testigos de los bellos escenarios, cuentan la historia, de la lucha, de la gloria.
Era un primavera como pocas hubo en mi vida, te vi cantando bajo un cielo azul y los pies en el lago cristalino, recuerdo tu ojos negros con esa mirada que me lleno de vida, y que tu largo cabello tocaba las cuerdas de tu guitarra, yo era joven y la vida para mi recién comenzaba y cada noche tu pelo negro se mojaba con el agua fría del lago, y tu piel y mi piel se erizaba con cada caricia, caminábamos bajo los cerezos y nos besamos tras la cascada, fuimos felices, el cielo lo sabe bien.
Cada verano volvías, y tras los festejos del colorido carnaval yacía el fuego de nuestra juventud, aunque no lo creas hoy también te recuerdo a ti, mi corazón se aceleraba al ver tu rojo cabello salir por la puerta de la casa de aquella anciana, las largas caminatas y las charlas sin sentido que eran solo la excusa para hacer más humano nuestro deseo más profundo. Corriendo bajo la lluvia, escondiéndonos en los pórticos, llevando nuestras risas a cada rincón. Fueron muchos veranos los que te amé, y muchos inviernos en los que te amé mas, las estrellas son testigos de ello.
En mi balcón, oigo el rugir del mar, las voces de tantas dichas, de tantas noches, pero entre ellas siempre recordaré la tuya y ese bello cuadro de dos jóvenes corriendo de la mano yo tan formal y tú tambien con ese vestido negro como la noche, tu sonrisa que me iluminaba y el fuego de mi corazón que ardia hasta mis labios. Sentí que en ese momento la vida me sonreía, y tenía ojos azules como el hielo, y un cabello rubio como el sol. Supimos perdernos entre nuestras familias y nuestros pies iban más rápido que nuestros corazones, y nos reíamos… como nos reíamos... pero el silencio se apoderó de los dos tras las puertas de ese balcón, cada centímetro de esa habitación era perfecto, los hicimos perfectos. Luego las caminatas bajo la nieve de ese invierno juntos, uno de los más bellos inviernos ya que fue hecho para nosotros, el pasto y luego los paseos en barco, las reuniones con tu familia y el escaparnos de la mía. Pensar que todavía el viento cuenta esta historia…
El frio me penetra hasta los huesos, y cada segundo recuerdo más, pero es tarde y se acabo mi tabaco, y los recuerdos se van como el cielo en la ciudad, como las estrellas en el día, como el humo del tabaco en el viento de verano.


3 comentarios:

Amy dijo...

ES GENIAAAAAAAAAAAL ! Me fascino !

Pato Karateka dijo...

muchas gracias, viniendo de vos es un gran cumplido :)

riky dijo...

salomon no erscribia asi ....claro si no fumaba..