domingo, 18 de septiembre de 2011

Mano costilla

Sucede, el gris y la niebla,
el frio por la espalda
y el clínico metal que rueda por mis labios.
Permaneces en la base de la calavera,
la calavera que sobre el sol me enfunda,
y comprendes como la vida
poco a poco se estira
poco a poco contamina.

Te abalanzas a mi frente
chocas mis rodillas
sangras sobre el filo
asesinas... mutilas.

Ya de un ser no queda nada
ya de mi solo imaginas,
rellenas, sufres,
levanta y mira
mi vida se estira
a cada paso contamina.

Sublime, el ruido, el llanto
palabras sueltas y el aire seco
tu mano sobre mis costillas,
reduces mi cuerpo
boca sin verbo,
todo contrae
poco a poco contamina

martes, 30 de agosto de 2011

cuestion de momentos

Tras la más espesa coraza, tras la mirada más dura o las palabras mas frías, siempre y sin miedo a equivocarme lo repito, SIEMPRE hay un corazón que siente, que vive... quizás en forma distinta, riendo en el día gris, o llorando la muerte de un diente de león, pero todos sentimos igual el derrumbe cuando perdemos, ese bendito derrumbe que nos dice que algo hubo, donde solo quedaron escombros... hubo algo, y la desesperanza, el desamor y el odio, pero también el enamorarnos perdidamente, las mariposas en el estomago, la sonrisa que no se puede esconder al hablar de ella o él, el recordar su rostro con cada canción, en que el tiempo vuela, que el sol se esconde muy rápido o que el aire es distinto cuando esta cerca y si esta a la distancia... pareciera que está a mi lado.
Todos sentimos lo mismo, solo que en momentos diferentes, amó en el momento que vio a su esposa y yo en el momento en que vi una flor. Pero por mirar tarde, o quizás, demasiado rápido te escribo desde el olvido, desde el corazón tallado en el árbol, desde las cartas que nunca escribí, desde la canción que nunca cante, del smoking que no me puse y el anillo que nunca te compré, porque la pena por tardar es esta, el olvido.

domingo, 28 de agosto de 2011

memorias de tabaco


Hoy me siento en la oscuridad y vienen a mí nuevamente, y el humo del tabaco que dibuja sus rostros, las estrellas testigos de los bellos escenarios, cuentan la historia, de la lucha, de la gloria.
Era un primavera como pocas hubo en mi vida, te vi cantando bajo un cielo azul y los pies en el lago cristalino, recuerdo tu ojos negros con esa mirada que me lleno de vida, y que tu largo cabello tocaba las cuerdas de tu guitarra, yo era joven y la vida para mi recién comenzaba y cada noche tu pelo negro se mojaba con el agua fría del lago, y tu piel y mi piel se erizaba con cada caricia, caminábamos bajo los cerezos y nos besamos tras la cascada, fuimos felices, el cielo lo sabe bien.
Cada verano volvías, y tras los festejos del colorido carnaval yacía el fuego de nuestra juventud, aunque no lo creas hoy también te recuerdo a ti, mi corazón se aceleraba al ver tu rojo cabello salir por la puerta de la casa de aquella anciana, las largas caminatas y las charlas sin sentido que eran solo la excusa para hacer más humano nuestro deseo más profundo. Corriendo bajo la lluvia, escondiéndonos en los pórticos, llevando nuestras risas a cada rincón. Fueron muchos veranos los que te amé, y muchos inviernos en los que te amé mas, las estrellas son testigos de ello.
En mi balcón, oigo el rugir del mar, las voces de tantas dichas, de tantas noches, pero entre ellas siempre recordaré la tuya y ese bello cuadro de dos jóvenes corriendo de la mano yo tan formal y tú tambien con ese vestido negro como la noche, tu sonrisa que me iluminaba y el fuego de mi corazón que ardia hasta mis labios. Sentí que en ese momento la vida me sonreía, y tenía ojos azules como el hielo, y un cabello rubio como el sol. Supimos perdernos entre nuestras familias y nuestros pies iban más rápido que nuestros corazones, y nos reíamos… como nos reíamos... pero el silencio se apoderó de los dos tras las puertas de ese balcón, cada centímetro de esa habitación era perfecto, los hicimos perfectos. Luego las caminatas bajo la nieve de ese invierno juntos, uno de los más bellos inviernos ya que fue hecho para nosotros, el pasto y luego los paseos en barco, las reuniones con tu familia y el escaparnos de la mía. Pensar que todavía el viento cuenta esta historia…
El frio me penetra hasta los huesos, y cada segundo recuerdo más, pero es tarde y se acabo mi tabaco, y los recuerdos se van como el cielo en la ciudad, como las estrellas en el día, como el humo del tabaco en el viento de verano.


sábado, 20 de agosto de 2011

Sesenta y dos lunas

Hace sesenta y dos lunas... hace exactamente sesenta y dos lunas que te congelaste, que tu mundo entero se paralizo, y yo viví, todos vivieron, pero vos te quedaste ahí, estática, con tu mente sintiendo lo mismo y tu corazón sin latir, simplemente ahí.

Te miro y te veo, estas allá, en donde me encontraste una vez, en ese extraño y oscuro vacio, perdida y sin siquiera saber quien sos. Los pasillos te llevan a muros y cada puerta y ventana a muros también, el húmedo y frio piso y el aire es espeso y nauseabundo en cada una de las bocanadas, pero nada se compara, ninguna de estas morbosas perturbaciones se compara con el enfermizo y absoluto silencio, ahora lo sabés, tu único compañero es tu propio respirar, el transitar de ese pútrido aire que acaricia tu garganta y pulmones que con cada segundo que pasa te empuja a la locura, y cada hora es un año y cada día una eternidad, y los segundos en los que no te mueves los segundos se clavan como agujas en tu cráneo.

Ojala pudiera decirte que hay un buen final, ojala pudiera, pero no lo sé, pero si puedo decirte, mi querida niña, conocerás la locura y la enfermedad.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Los reyes del tiempo

Decirnos hermanos era poco, éramos nuestros confidentes y brillantes en lo que nos proponíamos, equilibrio perfecto, electrones y protones, inseparables, incorregibles y eternos. Nos adueñamos del mundo por un tiempo, ese pequeño y retorcido mundo nuestro, la vida pasaba rápida y fugaz como naturalmente es, pero no para nosotros. Lloramos, reímos y padecimos juntos como si fuéramos uno solo.

Hoy ya pasaron más otoños de los que puedo recordar, y le rendí cuentas a la vida y devolví los años que robamos. No debió ser, era demasiado sublime, desacertado para un ser humano, extraordinario para cualquier mortal, inconcebible para los hombres, así que el tiempo lo arrebato, y no lo vimos venir... no vi los ojos de la pantera hasta que sus blancos y afilados colmillos me arrancaron la garganta y las garras del cruel destino me robaron el fuelle, y callé, por siempre, callé.

Quien lo hubiera dicho, que no nos vemos y te veo tan grande y yo igual mi amigo, ¡nos arrebataron la vida! ¡nos robaron la juventud mi hermano! Nos redujeron a cenizas... a pobres escombros de un hogar que ya... no es. Los eternos, los dueños del mundo... del tiempo, nosotros... a nosotros, si... nos quema el sol, como las lagrimas a la luz del pasillo, como ellas... nos desvanecemos... nos miran, nos pisan y sin hablar amigo querido me voy... te vas.

miércoles, 22 de junio de 2011

Vitacora 23-62-11

Son tiempos duros, el campo de batalla es cada vez más grande y ya casi no hay lugar donde respirar tranquilo, las fuerzas enemigas se hacen cada vez más numerosas y cada vez más fuertes, sus armas han mejorado a pasos agigantados. Cada día que pasa más compatriotas caen, los que veíamos firmes... caen, los que parecían intrépidos y valientes... caen, los que se jactaban de estar dispuestos a todo... caen muy rápidamente, estamos siendo testigos de lo que pensamos que jamás llegaría, de lo que jamás imaginamos.
Esta tarde con mis camaradas vimos desvanecerse una unidad entera, cientos de soldados, fulminados, destrozados, no sabíamos que hacer... el silencio se adueñó del campo, solo el silbido una suave brisa acariciaba nuestros escudos mientras las hierbas eran regadas con su sangre y nuestras lagrimas. Esto no nos detuvo, no es la primera vez que sucede, ceñimos nuestros lomos, ajustamos nuestros calzados y seguimos adelante, pero en silencio.
Nuestros heridos de a poco se componen, esa es buena noticia, y he logrado reparar mi yelmo, mi herida aun está abierta, pero no tardara en sanar, solo debo tomarme el tiempo de utilizar el Ungüento que nos proporcionó nuestro General.
Parece que la paz ya no existe, que la violencia y la destrucción la devora tan rápidamente, no debo bajar la mirada, debemos seguir adelante, todavía hay muchos a quienes salvar.

Seguir adelante y auxiliar, rescatar y seguir firmes, el camino es largo pero el galardón está cerca y nuestra patria nos espera.